30/01/11

• Entrevista a Arturo “Zambo” Cavero

UNA GRAN VOZ DE PERUANIDAD
Por: Carlos Mejía Gamboa

Zambo Cavero en su visita a Berlín

Muchas veces hemos escuchado decir, a nacionales y a otras personas, que Perú tiene la música más hermosa del mundo. Expresión que puede bordear sentimientos nacionalistas y reflejar alguna exageración. Pero lo que no se puede dejar de reconocer es la gran variedad y diversidad de la misma, que se manifiesta acorde a la multiculturalidad, amplitud geográfica, y la encontramos reflejando la vida del poblador peruano. Las diversas expresiones musicales determinan, de algún modo, la identidad costeña, la andina y la selvática. Cada una, con sus propias características, complementa las tradiciones y costumbres que han ido evolucionando hasta hoy.

La música andina ha sido reconocida como la fundamental referencia en el contexto mundial y dada a su amplia difusión postergó, en cierta medida, la presencia de la música criolla. Hasta no hace mucho, en Alemania, los grupos de música peruana ofrecían dentro de sus repertorios música altiplánica, preponderantemente; pero, la presencia de un número mayor de inmigrantes connacionales ha estimulado a considerar otros géneros que permiten mantener la vigencia de una identidad musical más amplia. De allí que se ha hecho más notoria la existencia y visita, casi frecuente, de grupos de música chicha, música criolla, etc. A diferencia de Norteamérica, en la que los residentes peruanos tienen mucha relación con sus artistas en general, en esta parte del globo es casi una especie de suerte tener con nosotros a los más destacados representantes del arte nacional. Pero, hay que destacar la labor de algunas personas interesadas en ofrecer un escenario para tal efecto, que sorteando dificultades y enfrentando muchos riesgos, contribuyen a difundir el trabajo profesional de artistas de gran calidad y experiencia internacional.

“ZAMBO” CAVERO: ZAMBO DE ORO
El reconocimiento a este artista peruano no sólo obedece al tiempo que él ha dedicado a la música criolla, sino a la gran calidad de su estilo interpretativo que ha desbordado lo tradicional y lo ha enriquecido con una voz que se ha convertido en el modo más fidedigno de expresar la picardía y salero del músico limeño. Eso se puede percibir en el sinnúmero de grabaciones que ha hecho y ha popularizado. Ofrece una miscelánea musical que recoge canciones que pertenecen a los más destacados compositores peruanos y en sus conciertos resalta la labor que ellos han desplegado, rindiéndoles reconocido homenaje. Después de haberle escuchado por espacio de noventa minutos, nos deja impregnados de un sentimiento de peruanidad. También, hace rebotar en el mundo de nuestra nostalgia versos con sabor a pura jarana. Nos hace vibrar con la añoranza de un Perú distante y nos deja con la certeza de una felicidad desbordada. La compañía de Lucho Montalvo, destacado guitarrista peruano, complementa de un modo bastante acertado la pureza del estilo de Arturo “Zambo” Cavero. Al final, la colonia peruana queda tarareando canciones como: Peruanita, Olga, Comadre Cocoliche, Malpaso, Secreto... Eso, es confirmación de lo agradable de la velada musical. Hemos aprovechado la ocasión, para conversar con “Zambo” Cavero, sobre algunas inquietudes que, con seguridad, nuestros lectores encontrarán interesantes.

– Esta es una entrevista para Chasqui. ¿Cómo te sientes en esta ciudad: Berlín?
Z.C.- Yo no había pensado mucho, no me lo había planteado conscientemente. Yo he venido a Europa cinco veces y vine a Berlín por invitación de El Barrio. Me propusieron proyectar esta visita a otros países. Yo no lo concebía así, desde luego, porque prefería que mi viaje sólo fuera a Berlín. Estoy muy contento porque para mí, como muchacho de barrio, es muy significativo. Todo lo que he hecho en estos días, en esta ciudad, me emociona. He encontrado un cariño especial mostrado por los alemanes y los peruanos radicados acá. ¡Sensacional!
– Arturo, tú eres un personaje dentro de la música peruana. Digamos que dentro de los cultores de la música criolla y, específicamente, la música negra –vamos a llamarlo así sin rubores– tú eres el personaje. ¿Cómo te sientes de ser la gran figura?
Z.C.- Me parece bien y, claro, me alegra que lo reconozcan. Como soy limeño, no quisiera que la música afroperuana se interponga a la canción peruana o a la música ciudadana. El Perú es un país sensacional, pero el vals peruano se ha quedado en la ciudad, es para los criollos. ¿Pero, quienes son los criollos? Es un problema que la Sociología lo puede determinar; pero, realmente, el vals se enfrenta a muchas dificultades porque es elitista y quienes lo cantan bien son unos cuantos y, dicho sea de paso, hasta mis sentimientos fluyen a través de esa perspectiva. De lo que sí estoy seguro es que el vals no va a morir.
– Hemos crecido con tu música. En el norte sabes que hay predominio de la marinera, sobre todo en Trujillo...
Z.C.- ¿Cuál marinera? ¡No existe ninguna marinera norteña! Existe un tondero, valses norteños, la actual marinera nunca existió. Esa marinera siempre fue la marinera de Lima y el tondero. Eso que ahora se baila allí como marinera es un producto brutalmente comercial.
– ¿Cómo te inicias musicalmente?
Z.C.- Me inicio en la escuela. En la escuela primaria y el colegio toqué el tambor.
– Y... ¿cómo así que comienzas a cantar?
Z.C.- Yo nací en la Avenida Abancay, en la cuadra once, en un solar, en una quinta, en un callejón muy conocido como La Banderita Blanca de donde han salido muchas figuras del deporte y la música criolla. Además, era el corazón de Lima y allí no más terminaba Lima. Mi padre era huaralino y mi madre de Cañete. Entonces a dos cuadras más abajo estaba el Felipe Pinglo... Mi colegio primario estaba en el centro. ¡Ahora tengo 59 años!
– Después de participar muchos años en la música, ¿cómo percibes la música criolla respecto de ese tiempo?
Z.C.- He participado y tengo que participar todavía porque el trabajo de cambio lo he hecho yo. Lo digo con cierta modestia, desde luego. Todos son mis alumnos, en el cajón y en la métrica, en el canto he contribuido mucho como solista. Eso no lo digo yo. Ya lo dicen los estudiosos.
– El resultado de tu trabajo en el canto es especial, es particular. ¿Consideras que el ser distinto te ha dado éxito?
Z.C.- Lo impuse. Es un estilo de barrio, sentido, pícaro. La gran mayoría ha advertido eso y han tomado muchos elementos que yo he usado por bastante tiempo. He servido de ejemplo.
– Hace no muchos años, te vimos por la televisión cantar en un estadio peruano repleto. Todos cantaban contigo. Transmites un sentimiento profundo de peruanidad.
Z.C.- Lógico. Todos cantaron conmigo. Miles de peruanos. En esa ocasión dijo el pelotero Menotti, olvidándose del resultado, que el momento más sublime había sido cuando cantó Perú, cuando cantó Zambo Cavero. Es hermoso escuchar eso porque la gente lo valora. Me llena de emoción porque yo quiero mucho a mi patria...
– Sí, te he notado muy nacionalista. Alguien te pidió una canción esta noche y dijiste “yo no canto eso”. Es un ejemplo valioso para los músicos jóvenes, sobre todo.
Z.C.- No es porque no lo sepa hacer ¿eh? Es parte de mi personalidad.
– Siempre que se habla de “Zambo” Cavero, se le vincula de manera inmediata a otro maestro de la música criolla, guitarrista, que es Oscar Avilés. ¿Cómo se materializó ese dúo?
Z.C.- Bueno... Me conocí con el profesor Avilés hace como treinta o cuarenta años. Él tiene casi setenta años. Analizando todas las cosas, el trabajo en este campo, en mi patria, creo que el personaje que más ha aportado es Oscar Avilés. Él es sensacional. Tiene su forma de ser pero es un hombre muy sublime y creo que es el mejor guitarrista del Perú.
– A propósito: él, es un maestro de la guitarra criolla; tú, la voz destacada en ese género. Esa dupla se ha inmortalizado.
Z.C.- Sí, Será muy difícil que aparezca otro. Oscar Avilés ha tocado con otros grupos como Los Morochucos, con Fiesta Criolla, pero conmigo canta e interpreta otras cosas; se diría que conmigo sí toca. Es valiosísimo. Yo no lo había visto desde el punto de vista humano y he descubierto que es muy padre, muy amigo, es alguien que puede dejar de comer un pan para darle a los demás. Quiere mostrarse muy machito pero es al verres(revés). Es un amigo. Yo lo quiero, lo adoro. Incluso puedo decir que después de Pinglo sigue Avilés.
– Te he escuchado citar siempre a los autores de las composiciones que tú cantas y me he preguntado si tú has compuesto canciones. ¿Lo has hecho?
Z.C.- Sí. He compuesto muchas canciones, pero soy muy respetuoso. Después de haber oído tantas canciones valiosas me siento como menos. Pero, algún día voy a sacar lo mío dedicado a una novia, una enamorada; soy muy sentimental, muy templado. Creo que no sería malo.
– ¿Tienes algunos proyectos inmediatos?
Z.C.- Por su puesto que sí. hay un Réquiem dedicado a Rómulo Varillas, es un homenaje para alguien que cantó más de treinta años sin parar.
– ¿Has encontrado distinta la reacción del público en esta ciudad?
Z.C.- Lo que he advertido es un afecto increíble. Creo que este público va perfecto. Por otro lado, yo vine con tanta emoción, la presencia de toda esta gente es sensacional. Voy a regresar. He estado en muchos otros países pero me dan ganas de regresar y creo que muy pronto va a suceder eso.

Esta conversación con Arturo “Zambo” Cavero hubiera sido interminable porque está lleno de experiencias y cosas aleccionadoras; pero, antes de concluir hurgamos algunos aspectos de su vida que complementan su dedicación a la música criolla. Dijo que es profesor primario y se ha especializado en Administración de la Educación en la Universidad de Lima; ha hecho una especialización en Retardo Mental y Problemas en el Aprendizaje, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; tiene una Licenciatura en Educación otorgada por la Universidad Federico Villarreal. Le han sido concedidas las Palmas Magisteriales por su destacada labor. La Organización de Estados Americanos le premió, junto a Oscar Avilés, por su trabajo que fue considerado patrimonio de Perú y América. Ha visitado más de treinta países, de todos los continentes. Regresa, con optimismo y muy estimulado, a obtener su doctorado en Educación.

Consciente del papel que cumple con su dedicación a la música criolla, antes de despedirnos dijo: “El arte y la educación tienen un vínculo estrecho”. Lo dice con mucha razón y hace tiempo que lo viene demostrando.